Seattle un mercado metropolitano Esta ciudad figura como una especie de secreto al que recurren los viajeros que huyen de lo típico para ir en busca de lo original, lo diferente, lo mejor. Viva este destino que respira y destila libertad. A pesar de ser la ciudad que vio nacer o es hogar de las compañías Microsoft, Boeing, Costco, UPS y Amazon, entre otras, Seattle sigue siendo un lugar apacible y sin pretensiones cuyos habitantes conservan el don de la amabilidad y el respeto por su entorno. Hace unos días tuve la oportunidad de visitar por primera vez esta metrópoli. Sabía que es un puerto de importancia, que los bosques y costas que lo delimitan son exuberantes y que en los años noventa fue cuna del movimiento músico-cultural conocido como grunge y escenario de la comedia Sleepless in Seattle (Sintonía de amor, con Meg Ryan y Tom Hanks), pero no mucho más. A diferencia de otras veces, llevé conmigo más interrogantes que información práctica. No busqué muchas referencias y le dejé el campo libre a mi capacidad de sorpresa. Metrópolis verde Vista desde la ventanilla, Seattle es muy diferente de otras ciudades acordonadas por suburbios grises y ofrece un paisaje con montañas nevadas, amplias frondas y lagos. A la salida del aeropuerto, el taxi me condujo por una carretera sosegada. Pocas veces me había dado la bienvenida un paisaje urbano tan arbolado al llegar a una ciudad estadounidense. El núcleo urbano no sólo alberga al distrito financiero y las corporaciones avecinadas en rascacielos, sino que también sirve de hogar a miles de personas que gozan de las vistas, ventajas, atmósfera bohemia y vida tranquila que reinan en la zona. Se trata de un centro vivo,el corazón de una urbe con edificios,concreto y vidrio que no ha perdido su alma. De hecho, la gente luce mucho más tranquila que en otras ciudades de saco y corbata. Caminé con mapa en mano y tomé cuantas fotografías pude, sólo que en esta ocasión, aparte de las grandes obras, hice muchos más retratos de lo normal. Como en muy pocos sitios, la gente en vez de darme la espalda sonreía, incluso se ofrecía a orientarme ante la evidencia de mi origen extranjero. Para empezar … Seattle es la ciudad más ilustrada de Estados Unidos (de acuerdo con estudios de la Universidad Central de Connecticut) y tiene el mayor porcentaje de graduados universitarios entre las grandes ciudades del país. Por esta y otras razones (como las fortunas que se han amasado en la región) es un sitio en el que las manifestaciones culturales se dan con toda naturalidad y uno se tropieza con librerías, bibliotecas, museos, salas de conciertos y carteleras a cada paso. No es coincidencia que entre tanta opción de esparcimiento haya surgido una infinidad de cafés, a los que se les relaciona espontáneamente con el refinamiento y la instrucción. La combinación de civilización y naturaleza a la vista parece ser una de las claves del encanto de Seattle Como todo turista primerizo, me uní a uno de esos paseos de reconocimiento en autobús para ubicarme en un contexto más amplio. A bordo del monorriel heredado de la lejana Feria Mundial de 1962 llegué al pie de la icónica Space Needle, una torre que fue futurista en su momento y que, si bien no derrocha belleza, sí me sirvió para observar las panorámicas más sorprendentes de la ciudad. En las alturas se puede comprobar la estrecha relación entre la metrópolis y el espacio natural que la cobija. Desde el restaurante giratorio de la torre ubiqué los barrios acaudalados de Queen Anne y Lake Union (donde moran Bill Gates y Paul Allen, fundadores de Microsoft) y la Universidad Estatal de Washington. El lugar que siguió al recorrido fue el mercado de Pike Place, que este año celebra su centenario (antiquísimo en un ciudad con poco más de 140 años) y deja muy claro que en Seattle la homogenización global dista de ser la prioridad. En Pike Place los puestos de pescados, mariscos, flores, especias, cafés de marca o sin ella, pastas, libros, souvenirs y restaurantes son atendidos por amables comerciantes que gustan tanto de su oficio como del trato a los visitantes. A unos pasos de la nave del mercado se encuentra la primera tienda de la cadena Starbucks. A partir de ahí se puede uno encontrar hasta dos locales en una misma calle. Y es que en una ciudad con un gusto tan grande por el grano tostado puede haber tres o cuatro cafés en una misma cuadra, no todos de la misma cadena, por lo que podemos encontrarnos con tiendas de Tully ´s,Seattle´s Best, Juan Valdez y decenas de cafecitos independientes que pueblan las aceras y reciben a personas que cada mañana, con sol o lluvia, llegan para recibir su dosis de cafeína. Yo tomé la mía y, después de un excelente café y un buen descanso, emprendí el camino de Everett, a poco más de media hora del centro de Seattle, donde se encuentra la mayor de las fábricas de la compañía aeronáutica Boeing. En esta planta se ensamblan los mayores aviones comerciales de la marca (747,767,777 y el nuevo 787 Dreamliner). El recorrido con guía va desde conocer el inmenso edificio y la línea de producción, hasta visitar el recientemente inaugurado Centro de la Aviación Futuro del Vuelo (Future of Flight Aviation Center). Después de una visita que abarcó tantas cosas, sé que necesito volver con más tiempo para salir a los alrededores y conocer los famosos montes Rainier o Santa Helena, y seguir conociendo lo mucho que me faltó de esta ciudad amante del café, la música, la cultura y la libertad. AHANAOA A. C. Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado Saldana Fundador y presidente. http://www.nutriologiaortomolecular.org/  http://www.seattlees.com/